Por Dr. Antonio Rodríguez Carrión.
1.- Cuide la postura
Espalda recta, hombros atrás y mirada al frente, como los legionarios: está demostrado que la postura tiene gran influencia en el estado de ánimo. Si encoge los hombros, se dobla hacia delante y mira al suelo, seguro que al poco tiempo se entristece. Si, por el contrario, estira la cabeza y la espalda, echa los hombros hacia atrás sacando algo de pecho y mira al frente con alegría y confianza, su estado de ánimo mejorará al instante.
2.- Haga, al menos, 30 minutos diarios de ejercicio
¿Qué clase de ejercicio?: cualquier tipo de ejercicio de los llamados aeróbicos; es decir, ejercicios suaves que permiten respirar fácilmente mientras lo hacemos (andar, subir escaleras, pilates, nadar, ciclismo en llano, baile de salón, yoga).
El mayor enemigo para hacer ejercicio diario es que, sin darnos cuenta, van apareciendo circunstancias imprevistas que terminan llevándonos al sedentarismo. La mejor forma de evitarlo es apuntarse en alguna academia o taller de baile, gimnasio o club deportivo, pero si por cualquier circunstancia no podemos apuntarnos la solución está en coger la costumbre de ir andando al trabajo o realizar ejercicio en casa en un horario o circunstancia en que nadie nos vaya a interrumpir (al levantarnos por la mañana; cuando los niños están en el colegio).
La hora fijada para hacer ejercicio debe ser siempre la misma para que el hábito se arraigue más intensamente.
Personas que tienen alguna limitación física (accidentados, intervenciones quirúrgicas, invalideces de sillón-cama, sillas de ruedas, encamados ocasionales o permanentes, etc.): ejercitar activamente o con ayuda todas las partes del cuerpo que conservan movilidad. Las partes paralizadas deben moverse aunque sea de forma pasiva.
Si tenemos que estar mucho tiempo sentado o quieto de pie podemos realizar de vez en cuando movimientos con los tobillos, con los hombros y con el cuello, así como ejercicios respiratorios y mantener postura correcta cuando estamos sentados (espalda recta y bien apoyada contra el respaldar del asiento).
Se puede aprovechar el tiempo de descanso en el trabajo para andar o hacer algo de ejercicio (flexión de piernas, movimientos con los brazos, giros y flexiones del tronco, ejercicios respiratorios).
El ejercicio físico es uno de los principales estímulos para que el cerebro fabrique endorfinas (las hormonas del bienestar).
3.- Cuide lo que come, lo que bebe y lo que respira
<<Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago>>, aconsejaba Don Quijote a Sancho.
Simplemente disminuyendo el consumo de sal y de grasas animales (manteca, mantequilla, margarina, embutidos, tocino, nata y derivados) se consiguen grandes beneficios para la salud. La llamada dieta mediterránea es la que ha demostrado que aporta los nutrientes más saludables.
Aunque en una persona sana una copa de buen vino al día en las mujeres y dos en los hombres, con las comidas, es saludable gracias a los derivados de la uva que contiene, el abuso de bebidas alcohólicas lesiona diferentes órganos (cerebro, hígado, corazón, nervios, etc.) con el agravante de que el alcohol es una auténtica droga y, por tanto, fácilmente crea adicción (el alcoholismo es una de las adiciones más potentes y más peligrosas para la salud).
El consumo de tabaco es un veneno que causa más de 5 millones de muertos en el mundo cada año, a los que hay que añadir los millones de personas que sufren invalideces y enfermedades crónicas por su causa (infartos de corazón, bronquitis crónica, accidentes cerebrovasculares, cánceres, enfermedades de la circulación, agravamiento de otras enfermedades, etc.). Dejar de fumar es la más importante acción que puede realizar un fumador para mejorar su salud.