¿Por qué dejar de fumar?

por Dr. Antonio Rodríguez Carrión
Nuestros padres y abuelos desconocían los efectos dañinos de fumar, y el tabaco que ellos consumían no tenía las porquerías que actualmente la industria tabaquera le añade para crear más adicción.  Hoy todo el mundo sabe perfectamente que EL TABACO NO PROPORCIONA BENEFICIO ALGUNO sino que envejece el rostro con arrugas, pone los dientes y los dedos amarillos, provoca mal aliento y mal olor del cuerpo, provoca tos crónica y ahogo, cada día origina más rechazo social, da un lamentable ejemplo a los niños y adolescentes, corroe poco a poco la garganta, los pulmones, el corazón y las venas, produce cánceres de todo tipo y destruye la autoestima al darnos cuenta que estamos enganchados a una droga.
 

Cuatro de cada cinco personas quieren dejar de fumar pero les es muy difícil hacerlo. ¿Por qué?. Sencillamente porque la nicotina provoca una adicción tan potente como la heroína o la cocaína, aunque sus efectos sean diferentes. EL TABACO ES UNA AUTÉNTICA DROGA pues hace que se padezca el “mono” cuando pasa el efecto de la nicotina y, además, con el paso del tiempo hay que ir aumentando la dosis de tabaco diaria para conseguir aliviar la ansiedad crónica que sufren los fumadores. El fumador es esclavo del tabaco.
Más importante aún que la dependencia a la nicotina es el LAVADO DE CEREBRO que las costumbres sociales y la eficacísima propaganda de las tabaqueras han efectuado en el fumador. Debido a los gestos de fumar repetidos miles de veces durante muchos años, y al engaño continuo de los anuncios, a la mayoría de los fumadores les cuesta participar en una reunión, ver la televisión, estar esperando a alguien, solventar un problema, ver un partido de fútbol,  leer el periódico, tomar un café  o una cerveza, sin tener un cigarrillo entre los dedos o en la boca, a veces sin darse cuenta de haberlo encendido. Los “no fumadores” disfrutan de esas actividades con la misma intensidad, sin gastar dinero en tabaco y  sin tener que envenenarse.
A la industria tabaquera lo único que le importa es que se consuman cigarrillos, cuantos más mejor. Continuamente está gastándose miles de millones en publicidad para lavar los cerebros e inculcar  la mentira de que el fumar relaja, es propio de personas con espíritu joven y tolerante, de hombres y mujeres más atractivos y triunfadores… ¡Todo mentira!. ¡El tabaquismo ocasiona ansiedad cuando disminuye la nicotina, envejece la piel, envenena el cerebro con el monóxido de carbono, provoca infartos y cánceres a través de la nicotina y los alquitranes, disminuye la autoestima, y provoca rechazo social!. ¡Vaya negocio!.
Tanto fumadores como no fumadores tienen problemas de paro o conflictos en el trabajo, problemas familiares o económicos, exámenes, soledad, tristeza, aburrimiento, etc., pero la mayoría de los fumadores dicen que el tabaco les ayuda a sentirse mejor ante esas situaciones.  Lo que en verdad ocurre es que el fumador tiene un PROBLEMA AÑADIDO a los ya mencionados: la necesidad de drogarse con nicotina cada pocos minutos. Al fumar se siente mejor porque soluciona momentáneamente los síntomas provocados por la falta de nicotina,  pero los demás problemas siguen ahí esperando solución.  Si el fumador no tuviera el problema extra del tabaco tendría menos ansiedad, tendría más oxígeno en su cerebro y solucionaría mejor los problemas.
 
CUALQUIER EDAD ES BUENA PARA DEJAR DE FUMAR, ¡y cuanto antes mejor!. Los beneficios son inmediatos:  dejará de toser y cansarse, las comidas saben mejor, respirará mejor, podrá destinar el dinero de tabaco a algún capricho o afición, desaparecerá la ansiedad crónica provocada por el “mono” y  estará de mejor humor,  mejorará sus relaciones familiares y sociales,  aumentará su autoestima.
¿CÓMO DEJAR DE FUMAR?. Algunos ex fumadores lograron abandonar el tabaco sin información específica de ningún tipo, utilizando exclusivamente el “MÉTODO DE LA FUERZA DE VOLUNTAD”.  Está claro que “sin querer” nadie deja el tabaco, pero con la “fuerza de voluntad” solamente, sin información sobre cómo dejarlo, el carácter suele agriarse, se padece el “mono” con frecuencia y las recaídas son muy frecuentes,  y especialmente falla si aún se encuentra sano y no ha visto las orejas al lobo.  Basta una boda, un velatorio, o estar triste para que “un solo cigarrillo” haga caer de nuevo en la trampa.

Salir del laberinto
de fumar requiere dos cosas: querer salir e información  para encontrar la salida. El “querer” lo tiene que poner el fumador y la información la proporciona  el profesional sanitario (médico, enfermero, farmacéutico y psicólogo).
“Dejar el consumo de tabaco es una de las decisiones más importantes que personalmente puede haber tomado para vivir más años y, lo que tal vez es más importante, para vivirlos mejor”.

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