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por Dr. Antonio Rodríguez Carrión.
La Personalidad
Se entiende por personalidad el conjunto de rasgos mentales y de comportamiento que distinguen a los seres humanos; es decir, el modo característico en que cada persona observa la realidad que le rodea y reacciona frente a las personas o situaciones. Es el patrón de conducta con el que se desarrolla una persona, tanto de forma consciente como inconsciente, como forma de adaptación al ambiente en que vive.
Dentro del concepto de personalidad se incluyen varias características del ser humano y cada persona tiene una mezcla de ellas, aunque unos predominan unas más que otras y ahí es donde una persona se diferencia de otra y la hace más o menos interesante.
Los diferentes tipos de personalidad que normalmente posee cada persona pueden manifestarse de forma exagerada y pasajera en situaciones de estrés (enfermedad, agotamiento), o como resultado de una alteración mental persistente; en este último caso se habla de trastorno de la personalidad.
Características de una personalidad sana
Tiene habilidad para establecer relaciones interpersonales satisfactorias.
Actúa de forma independiente y competente en diferentes aspectos de la vida: tiene capacidad para conseguir metas propias.
Se adapta a las circunstancias desfavorables de la vida.
Es flexible ante opiniones o comportamientos diferentes a la suya.
Concepto
Los trastornos de personalidad son un modo de ser y de comportarse que se aparta de las normas sociales y expectativas que se tienen de esa persona dentro de la sociedad en que vive. La conducta del paciente es inflexible, rígida y desadaptada, lo cual limita su capacidad de integración en la sociedad.
Las personas diagnosticadas con un trastorno de la personalidad pueden tener alteraciones en el control de los impulsos, percepción de la realidad, atención, lenguaje, creatividad, emotividad y relaciones interpersonales.
Abarcan dimensiones emocionales, afectivas, motivacionales y de relación social de los individuos, produciendo malestar y sufrimiento al paciente o a quienes le rodean en el ámbito familiar, laboral o social.
Se considera que todas las personas tienen algunos rasgos de trastornos de la personalidad de carácter leve, lo cual puede ser beneficiosos en algunas profesiones. El problema y la necesidad de tratamiento aparece cuando el trastorno dificulta o impide una normal relación con las personas del entorno.
Estos trastornos suelen identificarse durante la infancia y adolescencia, progresando en la madurez.
El trastorno de la personalidad es el diagnóstico psiquiátrico más frecuente; se observa en la mitad de los pacientes psiquiátricos.
¿Por qué se produce?
Se atribuye a que durante la adolescencia y comienzo de la edad adulta y, en algunos casos, en la infancia, el paciente ha estado influenciado por circunstancias que le han dificultado o impedido una adecuada satisfacción de las necesidades emocionales afectivas y de desarrollo personal.
¿Cómo se manifiesta?
Los trastornos de la personalidad pueden expresarse de diferentes modos:
- Personalidad paranoide: la persona sospecha permanente de que murmuran de él, se muestra desconfiada y rencorosa.
- La llamada personalidad esquizoide se caracteriza por ser personas solitarias e insensibles a los sentimientos ajenos.
- En la personalidad antisocial o psicopática existe un enfrentamiento continuo con las costumbres, normas de convivencia y principios morales. Son personas conscientes de sus actos, egocéntricas, impulsivas, frías emocionalmente, hostiles, carentes de ética, sin remordimientos por el daño que puedan causar. Desprecian los derechos de los demás, no responden al castigo y tienden a culpar a los demás de su conducta.
- La personalidad narcisista se caracteriza por sobrevaloración de las propias capacidades, con necesidad anormal de ser admirado pues creen que son especiales. Tienen preocupación excesiva por el aspecto físico y suelen ser hipocondríacos. Tienden a explotar a los demás.
- La personalidad límite presenta inestabilidad emotiva, es impulsiva, teme ser abandonada (desamparo), sentimientos depresivos y de victimización, y puede incluir comportamientos agresivos hacia los demás o hacia sí mismo. En mayor o menor grado afecta a 1 de cada 100 personas, por lo que es el trastorno más frecuente de la personalidad. Se asocia con frecuencia a otros trastornos (ansiedad, depresión, psicosis, adicciones).
- En la personalidad histriónica la persona se comporta de un modo dramático, muy exagerado, procurando ser el foco de atención. Estos pacientes son muy excitables, con explosiones de enfado o rabia ante problemas insignificantes. Son considerados por los demás como arrogantes, superficiales, exigentes con los demás e indulgentes consigo mismos.
- En la personalidad evitativa hay miedo al rechazo, por lo que el individuo evita en lo posible relacionarse con los demás.
- La personalidad dependiente se aviene a todo lo que decidan las personas de su entorno por miedo a ser rechazadas.
- La personalidad obsesiva o compulsiva se caracteriza por una preocupación exagerada por el orden y el detallismo. Su escrupulosidad interfiere con la vida normal pues no obtiene placer de la vida cotidiana.
El comportamiento anormal del trastorno de la personalidad es persistente, se remonta a la adolescencia o al principio de la edad adulta persistiendo en la madurez, y no es atribuible a otro trastorno mental ni a efecto de drogas o medicamentos, ni a una enfermedad no mental.
El paciente con trastorno de la personalidad no tiene conciencia de su trastorno, «es su forma de ser», por lo que no solicita tratamiento.
Trastorno múltiple de la personalidad
Trastorno que se caracteriza por la existencia de dos o más personalidades distintas dentro de una misma persona, predominando cualquiera de ellas según las circunstancias.
El paso de una personalidad a otra suele ser brusca y dependiente de circunstancias sociales estresantes. El predominio de una personalidad puede durar minutos o días.
¿Cómo se diagnostican los trastornos de la personalidad?
La historia clínica es la que proporciona el diagnóstico, valorando especialmente el comportamiento social y cómo interfiere en la relación con los demás.
¿Cómo se tratan?
El tratamiento de los trastornos de la personalidad es necesario cuando afecta gravemente a la vida diaria del paciente o a la de las personas de su entorno. Como estos pacientes no son conscientes de su trastorno, con frecuencia son las personas de su entorno las que solicitan por ellos la atención.
El tratamiento se basa en percatar al paciente de que «su forma de ser» es un trastorno que precisa ser corregido mediante terapia psicológica.
Ilustraciones
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Vídeo
Artículo de prensa
Glosario
Alucinación: Trastorno mental caracterizado por la percepción de objetos o sensaciones que no existen en la realidad (el paciente oye voces o ve imágenes inexistentes).
Anamnesis: Datos que refiere el paciente relacionados con el motivo de la consulta (cuánto tiempo y cómo empezaron los síntomas, síntomas actuales, a qué lo atribuye, antecedentes familiares, dieta, profesión, hábitos, tóxicos ambientales).
Capacidad Intelectual o mental (Inteligencia): Posesión de las habilidades necesarias para realizar tareas mentales. Entre dichas habilidades están la memoria, el pensamiento creativo, el cálculo matemático, el vocabulario y otras que permiten a la persona pensar, comprender ideas complejas, aprender rápidamente, aprender de la experiencia y comprender el medio que le rodea.
Delirio: Alteración mental caracterizada por la presencia de ideas y sensaciones opuestas a la realidad y al sentido común, y a las que el paciente se adhiere firme y persistentemente, gobernando su pensamiento y su conducta y afectando de forma importante la vida del paciente. Ejemplos: delirio de persecución, delirio de celos, delirio de culpa.
Hipocondría: Trastorno caracterizado por preocupación excesiva por la propia salud y por el convencimiento de padecer alguna enfermedad grave.
Obsesión: Preocupación que no se puede apartar de la mente; idea fija enfermiza.
Psicosis: Término genérico para designar a las enfermedades mentales en las que existe pérdida de contacto con la realidad, lo que determina importantes alteraciones de la personalidad e incapacidad para relacionarse con los demás. Es característica de la conducta psicótica la existencia de delirios o alucinaciones sin que el paciente advierta que ello es anormal. Ejemplos: esquizofrenia, trastorno bipolar.