Por Dr. Antonio Rodríguez Carrión.
La alergia es una respuesta exagerada de nuestro mecanismo defensivo ante sustancias extrañas. Algunas enfermedades, como el SIDA, se producen por una disminución de las defensas. La alergia es, en cambio, la consecuencia de una exagerada producción de defensas. Las alergias del aparato respiratorio y de los ojos son muy frecuentes: la rinitis, la conjuntivitis o el asma bronquial afectan a 1 de cada 5 personas en algunas comunidades.
EL CLIMA:
– si hay buen tiempo (aumento de la presión atmosférica), el sol y el calor favorecen la emisión de los granos de polen por parte de las plantas. Además, al comprimirse las capas de aire que están en contacto con el suelo, la concentración de polen a nivel del suelo es mayor, por lo que aumentan los ataques de alergia en personas alérgicas al polen.
– si hay mal tiempo (disminución de la presión atmosférica) las lluvias, el frío y la humedad hacen que disminuya la tasa de polen en el aire; pero favorece la liberación masiva de esporas de hongos a la atmósfera. Ello determina que mejoren los alérgicos al polen y empeoren los alérgicos a los hongos.
El frío y la humedad irritan los bronquios y éstos se estrechan, dificultando el paso del aire a los pulmones. El frío y la humedad favorece que el moco de las vías respiratorias se haga más espeso. Por todo ello, el asma bronquial empeora los días de niebla, de humedad y de falta de viento.
En las noches de primavera, tras la puesta de sol, la atmósfera se enfría y el polen tiende a descender hacia las capas de aire cercanas al suelo, por lo que son frecuentes los ataques nocturnos de alergia.
LA ALTITUD
también influye en la presentación de alergia respiratoria pues la presión atmosférica disminuye en las zonas de mayor altura, lo cual determina que por encima de 1.500 a 1800 metros la presencia de pólenes y de ácaros sea muy escasa.
CONTAMINACIÓN AMBIENTAL:
En condiciones normales, el aire caliente que está en contacto con el suelo sube hacia capas más frías de la atmósfera, llevando consigo las sustancias contaminantes. Sin embargo, en días de “inversión térmica”, el aire es caliente en las zonas altas y frío en las capas más bajas, por lo que los contaminantes químicos no pueden subir y quedan cercanos al suelo, afectando a todas las personas que padecen enfermedades de las vías respiratorias (asma, bronquitis, etc.). Los niños asmáticos son más sensibles a los efectos de la contaminación atmosférica, y sus padres deberán tomar precauciones en días de mayor polución, evitando, sobre todo, el exceso de actividad física y los deportes al aire libre.
El humo del tabaco (fumador activo y pasivo) contiene sustancias altamente irritantes para las vías respiratorias y para el resto de los órganos de nuestro cuerpo. Su poder dañino es mayor cuando actúa sobre los bronquios de los niños.
POLVO DOMÉSTICO:
Ácaros, mohos y animales domésticos.
- Ácaros: son parecidos a pequeñísimas arañas, y requieren temperaturas superiores a 20 ºC y una humedad relativa del aire en torno al 70-80 % para desarrollarse (clima costero). Predomina sobre todo en el colchón de la cama (poner funda de plástico), y también en cortinas, alfombras, moquetas y muñecos de peluche. El clima cálido y húmedo, como el que hay en la costa, favorece el crecimiento de los mohos y ácaros del polvo y, por otra parte, disminuye las concentraciones de polen que hay en el aire, pues las pequeñísimas gotas de agua suspendidas en el aire lo depositan en el suelo. Por ello, el clima costero beneficia a los alérgicos al polen y perjudica a los que padecen alergia a los ácaros.
Mohos: son hongos microscópicos que requieren para desarrollarse similares condiciones de temperatura y humedad que los ácaros. En el interior de edificios los hongos suelen estar en contacto con materia orgánica, como fibras textiles, papel, alimentos, plantas de interior, etc., mientras que al aire libre se encuentran en zonas de vegetación, como campos y bosques, incrementándose el número de esporas con la lluvia. Las personas con alergia a hongos deberán habitar en viviendas soleadas y evitar la permanencia en sótanos, bodegas, graneros y cuevas. La pintura antimoho en las paredes de la casa pueden ser de utilidad.
- Animales domésticos: los gatos, perros, roedores, aves y cucarachas pueden provocar alergias en personas propensas, a través de las escamas, pelos, plumas o heces.
HERENCIA:
Las personas alérgicas pueden transmitir a sus descendientes la «constitución alérgica».