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Por Dr. Antonio Rodríguez Carrión.
¿Por qué las enfermedades infantiles son frecuente motivo de alarma?
Varias son las razones, especialmente:
- La inmadurez de los órganos del niño determinan que sea más propenso a contraer enfermedades y que éstas sean más graves que en el adulto.
- Los lactantes y los niños pequeños no pueden expresar verbalmente lo que sienten, por lo que son los signos los primeros datos que tienen los padres para sospechar enfermedad y su posible gravedad (estado de consciencia, llanto, falta de apetito, vómitos, aspecto de la piel, dificultad para respirar, tono muscular, fiebre, convulsiones, etc.).
¿Cómo valorar los signos de enfermedad más frecuentes en los niños?
1) Estado general del niño
Es el primer paso y el más importante pues proporciona una rápida valoración sobre la gravedad de una enfermedad. Se describe como “estado general bueno, regular o malo”.
¿Qué signos se estudian en el “estado general”?
1º) Grado de consciencia y conducta
Permite valorar la repercusión que sobre el cerebro tiene la enfermedad:
-Un niño que está alerta (sigue curioso con la mirada y el cuerpo lo que ocurre a su alrededor) y reacciona alegre a los estímulos (patalea y sonríe), es signo de buen estado de salud y si padece alguna enfermedad lo más probable es que ésta sea leve
-Un niño adormilado, con poca movilidad, indiferente a lo que le rodea o reacciona irritado a los estímulos (llanto o quejido débil), es signo de alarma.
2º) Respiración
Si el niño toma aire y lo expulsa sin dificultad y sin ruidos, es un buen signo. Si al tomar aire las costillas se señalan exageradamente, o si aparecen pitos, o la cara está azulada, o respira con mucha mayor frecuencia que lo hace habitualmente, es signo de alarma.
3º) Tono muscular
La falta de movilidad (“el niño está lacio”) es signo de alarma.
4º) Estado de hidratación y de nutrición
La deshidratación y la desnutrición agravan cualquier enfermedad.
5º) Aspecto de cara y piel
Un color sonrosado de la cara y piel, sin manchas ni sarpullidos, indica buen estado circulatorio y buen pronóstico. Una piel pálida o azulada y cara triste, es signo de alarma.
Ejemplos:
- Lactante con temperatura rectal de 38,7 ºC: Con leves signos catarrales y sin otros síntomas; está alerta, come bien y responde con normalidad a los estímulos; color rosado de la piel, sin manchas; no se observan signos de deshidratación ni de desnutrición: lo más probable es que se tenga una enfermedad respiratoria leve por virus, lo cual muy frecuente en los niños y curará espontáneamente en 3-4 días. Se trata de un “proceso febril con buen estado general”.
- Lactante con temperatura rectal de 38,7 ºC: No tiene signos catarrales ni digestivos; presenta tendencia al sueño con llanto débil y quejidos; apenas reacciona a los estímulos; piel pálida y fría, sin manchas; sin apetito; no se observan signos de deshidratación ni de desnutrición: en este caso el niño presenta “proceso febril con mal estado general”.
2) Alteraciones en la respiración
La dificultad para respirar puede deberse a cuerpos extraños o a inflamación de las vías respiratorias.
Signos de alarma ante una dificultad respiratoria en un niño:
- Mal estado general
- Peñalamiento acentuado de las costillas al tomar aire
- Pificultad para hablar o llorar
- Palidez o aspecto azulado de la cara.
Frecuencia respiratoria normal en los niños (respiraciones por minuto en reposo)
- Recién nacido: 30 a 60
- 0 a 6 años: 20 a 40
- 6 a 14 años: 15 a 25
- Mayor de 14 años: 13 a 15
3) Pérdida de conocimiento
Las causas son múltiples: bajada momentánea de la tensión arterial (lipotimia), traumatismos, infecciones del sistema nervioso, acompañando a una convulsión, etc.
Signos de alarma ante la pérdida de conocimiento en un niño:
- La pérdida de conocimiento dura más de 1 minuto
- Parada respiratoria mayor de un minuto: es una emergencia. Las causas más frecuentes en los niños son la crisis asmática y los accidentes (atragantamiento, ahogamiento, corriente eléctrica, caídas, etc.)
- Antecedente reciente de traumatismo
- Convulsiones
- Fiebre.
Toda pérdida de conocimiento debe ser valorada en Urgencias.
Apnea del llanto (“espasmo del llanto”, “apnea emotiva”)
Un caso frecuente y muy llamativo de pérdida de conocimiento en los niños pequeños se produce durante la llamada apnea del llanto, la cual causa gran susto a quienes están presentes. Aparece en 1 de cada 25 niños con edades comprendidas entre los 8 meses y 5 años, existiendo antecedente familiar en 1 de cada 4 casos.
Se distinguen dos variedades: con la cara pálida y con la cara azul:
- Cara pálida: el niño va a comenzar a llorar pero antes de lograrlo deja de respirar, se pone pálido, vuelve los ojos y los pone “en blanco” y, seguidamente, pierde el conocimiento sin tono muscular (“lacio”)
- Cara azul: el niño está llorando a gritos y poco a poco se le pone la cara azulada, deja de respirar y pierde el conocimiento con piernas y brazos sin tono muscular (“lacio”).
En ambos casos, la respiración y el conocimiento se recuperan rápidamente (en menos de un minuto) y el niño queda normal, sin secuelas. En algunas ocasiones la falta de respiración puede ocasionar la aparición de algunos movimientos musculares involuntarios, similar a una tiritona, que también desaparecen rápidamente sin complicaciones.
¿Por qué se produce la apnea del llanto?
El desencadenante suele ser situaciones estresantes (cansancio, miedo, angustia, frustración, caída, golpe en la cabeza).
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico se basa en cómo se presentan los signos. En los casos con cara pálida el médico puede pedir algunas pruebas para descartar alguna enfermedad.
¿Cómo se previene?
Una vez confirmado el diagnóstico por el médico, el espasmo del llanto no precisa tratamiento para evitar que vuelva a ocurrir, pues es un problema benigno que desaparece espontáneamente conforme el niño se hace mayor. Algunos niños mayorcitos utilizan el espasmo del llanto o los vómitos para llamar la atención; si se comprueba que ello es así, no hacerles caso cuando lo intenten.
¿Se pueden repetir los espasmos del llanto?
- En algunos niños se repite con frecuencia variable hasta que cumplen los 5-6 años de edad; los cuidadores llegan a acostumbrarse
- Si en estos niños varían las características de la pérdida de conocimiento respecto a lo que es habitual en ellos, deben ser valorados de nuevo por el pediatra.
¿Qué hacer ante un espasmo del llanto?
- Lo más importante es mantener la calma para no excitar aún más al niño; por ello, no se debe gritar, ni echarle agua, ni soplarle, ni sacudirlo.
- La actuación más adecuada es llevarlo a un sitio tranquilo, abrazarle suavemente y hablarle despacio y con dulzura.
- Mientras dura la pérdida de conciencia, asegurarse de que en la boca o en la nariz no haya algún obstáculo que dificulte la respiración.
¿Cuál es el pronóstico?
El pronóstico del espasmo del llanto es excelente pues no es enfermedad ni síntoma de trastorno alguno.
4) Llanto persistente en el lactante
El llanto es uno de los principales mecanismos de defensa del bebé pues con ello consigue atraer la atención de sus cuidadores. Cualquier circunstancia que le cause malestar (ruido, frío, calor, hambre, sed, sueño, soledad, dolor, pañales sucios, etc.) es suficiente motivo para que el lactante llore.
Es normal que el lactante llore 2 a 4 horas al día, de forma intermitente, sin que ello signifique enfermedad.
Algunos bebés tienen llanto persistente durante meses a pesar de que su desarrollo es normal y las pruebas para descartar alguna enfermedad son negativas; son niños de naturaleza muy irritable y hay que tener paciencia con ellos.
¿Cuándo sospechar que el llanto persistente es debido a algún trastorno o enfermedad?
- El bebé no para de llorar en un día entero a pesar de tener todas sus necesidades básicas cubiertas (temperatura, ruido, descanso, bebida y alimentación, pañales limpios)
- El llanto se acompaña de síntomas (fiebre, vómito, diarrea, falta de apetito, decaimiento).
5) Convulsiones
En los niños, lo más frecuente son las llamada “convulsiones febriles” que ocurren en lactantes y niños menores de 3 años durante un episodio febril de enfermedad causada por virus. Aunque la mayoría de las veces suelen ceder en pocos segundos sin complicaciones, toda convulsión debe ser valorada en Urgencias. (Ver capítulo 1.14. Convulsiones. Epilepsia)
6) Fiebre
La fiebre es una reacción del organismo ante un agente extraño (microbios, toxinas) o por un fallo en el mecanismo de regulación de la temperatura corporal (golpe de calor).
Fiebre por infecciones: es lo más frecuente:
- En los niños suele ser ocasionada por virus respiratorios o intestinales y la mayoría de las veces es de pronóstico leve.
- La fiebre también se produce por bacterias que afectan a los oídos (otitis), senos paranasales (sinusitis), amígdalas (amigdalitis) y vías urinarias (cistitis). Con menos frecuencia algunas bacterias pueden ocasionar problemas graves al afectar pulmones (neumonía), sistema nervioso (meningitis) o a varios órganos a la vez (sepsis).
Fiebre por alteración en el mecanismo de regulación del calor:
La inmadurez de los mecanismos que regulan la pérdida de calor en los niños determina que éstos sean muy vulnerables a las altas temperaturas ambientales. Al no poder eliminar el calor, la temperatura del cuerpo sube muy rápidamente a valores superiores a 40 ºC (“golpe de calor” o “insolación”).
Signos de alarma en la fiebre:
La fiebre por sí sola, sin otros signos, es motivo de consulta al médico cuando la temperatura axilar es superior a los 38´3 ºC en un bebé con menos de 3 meses de edad (superior a los 37´8 ºC si se toma en el recto), o niños mayores con fiebre superior a los 39´5 ºC en el recto.
Se debe acudir a Urgencias cuando la fiebre se acompaña de alguno de los siguientes signos:
- Deterioro del estado general: débil reacción a los estímulos, quejido en vez de llanto, adormilado o confuso, poca movilidad (“lacio”), irritabilidad.
- Vómitos o diarreas.
- Dolor de cuello.
- Dolor de vientre.
- Manchas en la piel.
- Dificultad para respirar.
7) Dolor de cabeza
En los lactantes se expresa por llanto que aumenta con la luz y los ruidos.
Signos de alarma en dolor de cabeza:
Cuando va acompañado de alguno de los siguientes signos:
- Fiebre de origen desconocido.
- Vómitos.
- Molestias intensas con la luz y ruidos.
- Rigidez de cuello.
- Aparición de manchas de color vino tinto.
8) Dolor de vientre
Los dolores de vientre son frecuentes en los niños debido a intolerancia a algunos alimentos o por alimentación inadecuada; la mayoría de las veces no suele representar gravedad.
Signos de alarma en dolor de vientre:
Cuando se asocia a alguno de los siguientes signos:
- Mal estado general.
- Fiebre.
- Heces manchadas de sangre.
- Vómitos y/o diarrea.
- Abdomen duro a la palpación.
- Aumento del dolor al palpar en la parte derecha del ombligo.
- Antecedente de golpe reciente en el vientre.
9) Vómitos y diarreas
La mayoría de las veces se originan por infecciones virales que curan espontáneamente de 3-7 días.
Signos de alarma:
Cuando se asocian a alguno de los signos de alarma del dolor de vientre o aparecen signos de deshidratación:
- Mal estado general.
- Sed intensa.
- Lengua seca y ausencia de lágrimas.
- Orina de color amarillo intenso y poca cantidad (apenas humedece los pañales).
- «Signo del pliegue»: la piel del abdomen o del dorso de la mano queda arrugada al pellizcarla durante 5 segundos y soltar.
10) Manchas y sarpullidos en la piel
La aparición de manchas o sarpullidos en la piel es muy frecuente en los niños y la mayoría de las veces son debido a infecciones por virus de carácter leve. En otras ocasiones es debido a irritantes, como el “sarpullido por el calor”.
Signos de alarma:
Cuando van asociadas a algunos de los siguientes signos:
- Mal estado general: intenso decaimiento, falta de apetito, irritabilidad (no tolera la luz o los ruidos), dolor de cabeza
- Fiebre elevada: aunque la aparición de manchitas rojas con fiebre elevada es frecuente en enfermedades por virus propias de la infancia, muchas de las cuales se previenen con vacunas (sarampión, rubeola) y otras dan pocas complicaciones (fiebre de los tres días), siempre hay que consultar con el médico ante la presencia de manchas con fiebre elevada.
Las manchas de color vino tinto que no desaparecen al presionar con el dedo o con el lado de un vaso, asociadas a mal estado general, deben ser estudiadas inmediatamente en Urgencias.