Tamiflu (oseltamivir) fue uno de los grandes protagonistas en la pandemia de gripe A H1N1 que surgió en la primavera de 2009 y que, al menos durante unos meses, mantuvo en vilo a las autoridades sanitarias. El temor a la posible agresividad del nuevo virus hizo que gobiernos de todo el mundo hicieran acopio de este antiviral -y su compañero Relenza (zanamivir)-, una terapia que ya se había hecho famosa durante la anterior amenaza de la gripe aviar.
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